Por Michael Riche-Villmont (Copyright)
Un ensayo sobre el simbolismo de la tormenta en la espiritualidad Templaria. Elementos y significados inusuales acerca de la lluvia y la tormenta. Del Arca de Noé al Templo de Salomón.
Un día hermoso de agosto, sin ninguna señal sobre el cielo que prevea la tempestad que había sido anunciada por los servicios meteorológicos. De todos modos, habíamos decidido no salir a la ciudad en ese día. Hemos almorzado en nuestra residencia por una buena razón: queríamos que nuestros amigos, que habían venido de visita, disfruten de los excelentes platillos del talentoso cocinero Álvarez, experto en la gastronomía barcelonesa. Mi esposa y yo, nos hemos alegrado que nuestros amigos Alberto García de Garentta, de Madrid, Pierre de St.Etienne, de París y Laurent de Gérvémond de Niza, junto con sus esposas, nos hayan honrado con aceptar nuestra invitación de visitarnos algunos días aquí en Barcelona. De esta manera, nos hemos esforzado ofrecerles lo mejor de la gastronomía lugareña y al mismo tiempo, la posibilidad de volver a ver algunos de los atractivos turísticos que nosotros como también ellos, los conocíamos[1] bien. En este período de inicio de agosto, su visita era muy grata, porque tenía lugar el festival caballeresco medieval de Miravet[2], al famoso castillo templario cerca de Tarragona.
Nos conocíamos todos desde hace mucho tiempo, hemos participado muchas veces juntos a algunos de los más conocidos festivales medievales, yo como histórico apasionado de las Órdenes caballerescas, ellos, como descendientes de algunas antiguas familias, portadores de las tradiciones caballerescas. El último festival en el cual he participado, al inicio del mes de abril, ha sido el de Biot, un pueblo medieval cerca de Niza, de hecho, una reconstitución de esos tiempos, con miles de participantes.
Después del postre, nosotros los señores, nos hemos retirado a la terraza pequeña, a tomar un vaso de Torres Imperial y un café, para nuestras pequeñas conversaciones, mientras que las señoras se han sentado cómodamente en los sillones de la terraza grande, de donde podían admirar el panorama: la ciudad, el puerto y el mar. Sentados cómodamente en los sillones de piel, a la sobra de la lona de un azul celeste, rodeados de rosas y de palmas, disfrutábamos del viejo brandy de Cataluña. Nuestros cuatro perros, Boby, Chica, Jely y Lilá, descansaban a la sombra de un arbusto de…., después de que hayan jugado, felices que están con nosotros.
Desde la altura de la colina Montjuïc, donde está nuestra residencia rodeada por un jardín, se abría en frente de nuestros ojos un panorama espléndido de una parte de la ciudad, del puerto comercial y desde luego del mar, con decenas de barcos que flotaban sobre el agua tranquila, dando la impresión de que apenas se movían.
Y desde luego, hemos hablado sobre caballerismo, sobre los festivales medievales, sobre Miravet y la espléndida provincia de Tarragona. Un ambiente hermoso, tranquilo, con temas más que interesantes. De vez en cuando, se escuchaban las risas de las señoras, señal que ellas también tenían un ambiente alegre, relajado.
Después de una media hora, desde lejos, del Este han comenzado juntarse las nubes, cada vez más negras, pesadas, de tempestad, y el viento que apenas soplaba ha comenzado también hacerse presente.
«Se acerca la tempestad”, ha notado Alberto García, «un espectáculo interesante”. «Sí”, le he contestado, de vez en cuando la naturaleza quiere mostrarnos su poder, pidiendo más respeto de nuestra parte, de la gente”.
Cornelia, mi esposa, se ha acercado a nosotros con una cara preocupada. ”Viene la tempestad, nosotras las chicas nos vamos al salón.»¿Venís también vosotros?” He mirado cuestionadoramente a mis tres amigos, pensando que la tempestad todavía estaba bastante lejos, y el viento no nos molestaba. «Con vuestro permiso”, ha contestado Laurent, «yo quisiera quedarme más aquí, admirar la tempestad que apenas se está formando. «He visto bastantes tempestades en Niza, quisiera ver también acá”. Su sonrisa nos ha convencido a los demás quedarnos también en la terraza. «Nos quedamos más”, le he contestado a mi esposa. «Perfecto. ¿Quieres que os envíe algo?” «No, gracias, tenemos todo lo que necesitamos”, le he contestado con una sonrisa. «Voy al salón, Alice nos cuenta sobre las supersticiones de los marineros durante la tempestad. Muy interesante”, ha dicho Cornelia, alejándose.
„Alice conoce una multitud de historias de los marineros”, ha confirmado Pierre. » Le gusta el mar y creo que nos vamos a comprar una residencia en Niza, para que estemos todo el tiempo en el mar”, ha continuado él, mirando a Laurent. » Os espero con gusto, amigo”. La sonrisa sincera de Laurent decía más que las palabras. «Miráis”, ha continuado él, „que espectáculo”.
De verdad era un verdadero espectáculo. Las nubes negras han cubierto todo el cielo hacia el Este, acumulándose, y los rayos han comenzado a surcar la gran formación oscura. Se han escuchado los primeros truenos, y los perros han corrido hacia su casa. Pero esto no era todo el espectáculo. Desde el Sur-Oeste, el sol estaba enviando sus rayos, iluminando ya el agua arremolinada del mar, por debajo de las nubes más bajas, iluminadas ellas también por los rayos reflejados por las olas. La luz reflejada parecía ser formada por cientos de auroras boreales, una combinación de color rojo, amarillo, hasta azul. Luego, a medida que las nubes se acercaban a nosotros, ha comenzado la fuerte lluvia encima del mar, una cortina gris obscura de agua, que jugaba en el viento cada vez más fuerte.
Y antes de llegar encima de la ciudad, las primeras nubes parecían ser detenidas por alguna fuerza invisible, la cual trataba de resistirle en su camino hacia el Oeste, encima de las montañas y de la ciudad. Los relámpagos eran furiosos, surcaban el agua y las nubes tratando superar la fuerza que les ha detenido el avance. Los truenos amplificados por el agua y la costa, eran aterradores. Luego, lentamente, las nubes parecían rendirse y someterse a esa fuerza que las dirigía hacia el Sur, a lo largo de la costa, seguidas por relámpagos y truenos, mientras las últimas mantenían su dominio sobre el mar.
Mirábamos los cuatro asombrados por ese espectáculo dado por la tempestad, espectáculo de luz, sonido y movimiento.
– Fantástico, ha murmurado Pierre, el parisino, con los ojos pegados hacia las nubes cúmulos. Entiendo porque tenían los marineros tantas supersticiones sobre la tempestad.
– No solamente los marineros, le ha contestado Laurent. La humanidad, desde el aterrador hombre primordial y hasta hoy en día, ha creado un sinnúmero de historias y leyendas sobre la tempestad, le han atribuido un simbolismo profundo que lo han integrado en sus creencias. El simbolismo de la tempestad lo encontramos en la espiritualidad humana.
– ¡Tienes razón, Excelencia! Ha aprobado Pierre. La tempestad, como fenómeno natural, forma parte de nuestro ambiente, de nuestra vida. Tenemos que entenderla tanto como fenómeno natural como también espiritual, aceptarla adaptándonos a sus manifestaciones.
Alberto García ha tomado del vaso con brandy, ha mirado a Pierre y con su francés impecable lo ha completado:
– De acuerdo contigo, Pierre. Pero creo que el simbolismo de este fenómeno natural es algo más complejo. La tempestad tiene profundos significados místicos, espirituales, religiosos, pastorales y podemos decir aun artísticos, estos siendo al mismo tiempo una modalidad de expresar el simbolismo de la tempestad. Debemos tener en cuenta que todos estos significados del fenómeno tempestad, el simbolismo del fenómeno natural violento, aterrador para el hombre primordial, luego el primitivo, son una consecuencia del hecho que él, el fenómeno natural con manifestaciones complejas, ha sido incomprensible para los hombres, ha generado temor hasta en nuestra época moderna. Eterno y omnipresente temor a lo desconocido, a veces derrotado por la curiosidad humana sin límites. Y en el intento de encontrar una explicación para el violento y desconocido fenómeno natural, el hombre ha apelado a su intuición y a su experiencia de vida, como modalidad de conocimiento, de entendimiento a lo que está pasando alrededor suyo. Y las explicaciones que ha encontrado él mismo, han sido desde luego, fantásticas, míticas, luego místicas y religiosas, utilizando los símbolos y las leyendas.
– Interesante, no he podido contener mi observación.
– Muy interesante, me ha contestado Alberto García. Tenemos tantos ejemplos sobre la modalidad en que los hombres han intentado explicar la tempestad aun desde los tiempos inmemoriales.
Alberto García nos ha presentado una exposición más que interesante, hablando bastante tiempo sin que nosotros lo interrumpamos. Parecía que es un actor quien nos decía con talento, de una manera atractiva, la historia de la tempestad. Desde luego, cada uno de nosotros conocíamos bastantes cosas sobre el simbolismo de la tempestad, pero la manera en que Alberto ha dicho su punto de vista nos ha cautivado. Y para que el ambiente sea aun más profundo, casi irreal, desde el salón se han escuchado los acuerdos de la obra Tempestad, piano Sonata n°17 de Beethoven, mientras que afuera, encima del mar, la tempestad normal, verdadera, mostraba su grandeza y su poder entre las nubes densas, oscuras, el viento que unía las nubes con las olas, los truenos fuertes y los relámpagos de formas irregulares en constante cambio, en un cambio de decoración , según una dirección aleatoria, en la gran escena del mar y del cielo.
Las palabras y las descripciones sobre la tempestad que Alberto García nos las presentaba, expresivo, completaban los pensamientos de cada uno de nosotros sobre este fenómeno y nos llevaban hacia otra historia, con cuentos y leyendas. Pero un mundo lleno de significados, de sabiduría y enseñanza. Alberto nos ha contado sobre lo que decían los hombres, empezando con los eruditos antiguos, que la tempestad es la manifestación violenta de la guerra entre los dioses y los demonios, entre el Bien y el Mal, entre la Virtud y el Vicio. Cada tempestad es una lucha que se desarrolla en el ambiente, en la tierra y en el agua, a veces con medios de una fuerza aterradora: rayos mortales, viento terrible y truenos ensordecedores, a veces con los mismos medios, pero con fuerzas disminuidas, desafiantes, amenazadoras.
Los filósofos, los esotéricas, dicen que la tempestad es una expresión de la lucha contra las fuerzas oscuras del mal, para la conquista y la dominación del mundo espiritual y del mundo material, la creación del caos, como reino del mal, de la arbitrariedad.
Ha sido bastante sencillo para el hombre histórico en fase temprana de la razón que encuentre una explicación de las manifestaciones violentas de la naturaleza. La tempestad, como expresión de la lucha entre el Bien y el Mal, es una exteriorización de la lucha interior del hombre, entre la Virtud y el Vicio, entre lo que creía él que está bien y lo que está mal y a las cuales las ha llamado más tarde Virtud y Vicio. Y una vez con la aparición del cristianismo, las ha nombrado Virtud y Pecado, refiriéndose a los valores cristianos que Dios le ha dicho al sabio Moisés, como los Diez Mandamientos.
En el interior del hombre hay una permanente contradicción que puede llegar a verdaderas luchas, entre instinto y razón, entre cariño, amor y odio, entre tentación, inmoralidad y las normas morales de la comunidad, entre avaricia y moderación, entre libertinaje, arbitrariedad y las normas legales, etc. En una palabra, es una lucha permanente entre espiritualidad, como parte elevada del hombre y material, como parte áspera, cruda, instintiva.
¿Pero cómo se explica esta lucha continua entre la Virtud y el Vicio? La respuesta la ha dado Jesús: “¡No podéis servir a dos amos al mismo tiempo!” El Bien y el Mal que coexisten en el hombre son la expresión de la dualidad, hacia Dios dejándole al hombre el libre albedrío, la posibilidad de elegir el camino de su vida, el camino hacia el pecado, hacia Lucifer, el ángel rebelde y desterrado por Dios, o la salvación por medio de la fe.
Por lo tanto, el hombre ha intuido al comienzo, luego ha fundado por medio de las explicaciones místicas, simbólicas, espirituales, la similitud de la tempestad de su interior, con la tempestad de la naturaleza de los alrededores buscando los caminos, las modalidades por medio de las cuales controlarlas. La primera cosa que ha hecho, instintivamente, ha sido aceptar el estado de hecho y adaptarse a las situaciones conflictivas. Luego, en el intento de desprenderse de la influencia del mal, como parte de la dualidad, ha buscado el camino de la redención. Así ha aparecido el mito de Fausto, quien ha hecho pacto con Mefisto para conocer » las alegrías” de la vida viciosa, y cuando se ha dado cuenta del error de la elección, ha buscado el camino hacia el perdón, la salvación y la virtud. De hecho, es el drama existencial del hombre: la incapacidad de elegir el camino virtuoso de la vida, venciendo el mal que lo rodea con las tentaciones fáciles, alegrías efímeras que deben ser pagadas con el propio destino. La lucha, la tempestad interior del hombre tiene una gran dosis de esperanza porque por medio del pacto con Mefisto, el hombre no tiene nunca la plena satisfacción emocional, espiritual, lo que le ayuda optar por el bien de adentro de él.
El drama y el mito de Fausto han sido descritos en los siguientes siglos, comenzando con el estudioso Gast, en 1548, con Melanchton y Luther en 1566 en el manuscrito llamado Conversaciones de sobremesa, luego Johann Spiess, en1587. El mito de Fausto está descrito con profundidad en la literatura moderna de Dostoievski(Los Demonios), de Thomas Mann (Doktor Faust), Vaclav Havel. Uno de los más importantes escritores que ha abordado el mito de Fausto ha sido Goethe.
Con la misma profundidad, la tempestad interior del hombre expresada por medio del mito de Fausto, ha sido descrita en las magnificas obras musicales: Charles Gounod, Hector Berlioz-La Damnation de Faust; Ludwig van Beethoven- Symphony Opus 75 no 3,según la obra de Goethe, Franz Liszt- Faust Symphony, Alfred Schnittke- Cantata Faust, Gustav Mahler- Symphony No. 8, Franz Schubert- Gretchen y Spinnrade. No olvidar también a los grandes pintores, quienes han abordado también el drama de Fausto: Rembrandt (Dr.Faust), Delacroix (Faust), Murnau,etcétera.
– Excelencia, ha intervenido Pierre de St.Etienne, el tema faustiano, si quieres, el tema de reflejar de cada uno de nuestros caballeros hospitalarios. Es el tema de nuestra tempestad interior y sería gran actualidad, aun necesaria su presentación en nuestras conferencias. A mí me ha cautivado lo que nos estás diciendo.
– De acuerdo contigo, Pierre, es una de las causas de la tempestad interior del hombre moderno, rodeado de falsos valores espirituales, falsos valores morales instituidos por las leyes, pero sin cubrimiento histórico, moral o tradicional. Es más debemos defender los valores tradicionales, transmitidos de generaciones pasadas.
– Si me permite, ha intervenido Laurent de Gérvémond, quien hasta entonces había escuchado en silencio, meditando, volvería a la naturaleza, a sus manifestaciones tempestuosas que nosotros las pasamos por el filtro de nuestra alma. Por los conocimientos, los sentimientos, las emociones y nuestra experiencia de vida. Por la espiritualidad de cada uno de nosotros, los hombres, espiritualidad más o menos elevada. ¿De acuerdo?
– Desde luego, esto ha dicho también Alberto, ha confirmado Pierre.
– Miráis las manifestaciones de la tempestad, nos ha dicho Laurent, mostrando las nubes y los relámpagos sobre el mar. La tempestad, ha continuado él, según sabemos se menciona también repetidamente en los Libros Sagrados, la religión haciendo frecuentes referencias al estado tempestuoso del hombre y de la naturaleza, como parábolas de una sabiduría especial. Por ejemplo, Jesús, regresándose a la orilla del mar desde el lugar de la oración, ve el barco en cual se encontraban sus discípulos, llevado por la tempestad hacia el mar abierto. Sin perder el tiempo, camina con gran fe sobre el mar, sobre las olas, llega al barco y salva a los discípulos. Otro ejemplo es cuando Jesús calma la tempestad por medio del poder de su fe y de sus palabras. Esto es el gran poder de la fe. La fe en ti mismo, en el logro de las acciones que realizas. Y desde luego, la fe en Dios.
Os propongo ahora, un análisis de los textos bíblicos en base a los cuales vamos a mostrar la relación entre la tempestad y la Orden Templaría, las correlaciones espirituales, alegóricas que se pueden hacer entre la tempestad y los caballeros templarios.
Laurent se ha detenido y nos ha mirado a cada uno de nosotros, en silencio. Desde el salón se escuchaban a continuación los acuerdos de la Tempestad de Beethoven, y los relámpagos surcaban el cielo en frente de nosotros. Un ambiente mágico, de espiritualidad profunda.
– Somos templarios de antiguas familias de templarios, y nuestro nombre caballeresco tiene su origen en Jerusalén, al Templo de Salomón. Allá ha sido fundada la Orden, por los nueve caballeros fundadores, en el año 1118. Esto se sabe en todo el mundo.
Ahora que me digáis ¿cuál ha sido la más grande tempestad de la historia? nos ha preguntado Laurent. Luego, ha contestado él mismo: ha sido el diluvio de Noé. El diluvio, la tempestad catastrófica que ha generado la inundación de la tierra.
Mientras que Laurent hablaba, nos hemos preguntado cuál era el propósito de su divagación del tema. No podíamos adivinarlo, pero con certeza tramaba algo. Algo interesante desde luego, era un hombre de ciencia conocido que podía jugar muy fácil con la atención del público.
– ¿Os preguntáis qué relación tiene el Templo de Salomón con la tempestad, con las inundaciones catastróficas?
El templo es el arca de Noé, mejor dicho la proyección espiritual de éste. El arca de Noé, construido según las indicaciones del Señor para poder afrontar la tempestad, por medio de su forma y su tamaño ha tenido el papel de rescatar de la destrucción a la gente y a los animales, para que después de la ira de la tempestad, la vida en la tierra continúe existiendo. Así como el arca de Noé ha salvado la humanidad y la vida, de igual manera hará espiritualmente también la iglesia del Señor, por lo tanto tendrá la misma forma como el arca.
Las Constituciones Apocalípticas, libro segundo, escritas al final del siglo 3, contienen instrucciones de cómo ser construidos los lugares de culto, respectivamente las iglesias. Entre otras, está previsto que la iglesia tenga forma de un arca, con el altar hacia el Este.
Uno de los ejemplos más conocidos del cumplimiento de la forma de arca en la construcción de una iglesia, es el del Santo Tabernáculo, o el Tabernáculo del Testimonio, construido por Moisés en el desierto, a instancias del Señor. Él tenía la forma de un arca, con el cuerpo del arca dividido en dos habitaciones, empezando desde el Este: la entrada Santa y Santo de los Santos, en la última conservándose el Arca de la Alianza con las Tablas de la Ley, la Vara de Aarón (el símbolo de la cruz) y la Copa del Maná del desierto . La misma forma de arca tenía también la segunda tienda construida por Moisés, la Tienda del Encuentro, ubicada fuera del campamento del pueblo israelí.
Pero, el ejemplo más ilustrativo de construcción de un lugar de culto, que respeta la forma del Arca de Noé, ha sido el Templo de Salomón, en Jerusalén, construido al mandamiento del Señor, según los planes comunicados por el Señor. Él tenía doble destino, de mantener el Arca y de elevar oraciones hacia Dios. Las ruinas del Templo se ven también ahora, uno de los muros exteriores siendo el Muro de los Lamentos.
Aquí en el Templo, la casa de Dios, ha sido fundada nuestra Orden, la de los soldados pobres de Cristo y del Templo de Jerusalén, por los nueve caballeros fundadores. Aquí en el Arca de Salomón ha sido y es nuestro lugar. Desde aquí, desde el templo, hemos tomado el nombre que nos honra y desde la formación del Templo de Salomón, de su Arca, hemos tomado el modelo de nuestros templos, construidos generación tras generación por los caballeros en todo el mundo.
Laurent nos ha mirado a cada uno, cuestionadoramente. Sí, habíamos entendido su presentación, pero estábamos asombrados de sus conclusiones. Su lógica era impecable, y la verdad, que estaba desde hace años en frente de nosotros, ni siquiera la habíamos adivinado. Pero el Templo era el Arca de Noé, como forma arquitectónica, pero también como destino. Noé ha salvado a la gente y a los animales de la ira de las aguas, y el Templo, el Templo genérico de la fe, salva espiritualmente del camino del mal, a los caballeros templarios. Este Templo espiritual conserva en el Santo de los Santos, el arca del Bien, el de los valores y de las virtudes morales y espirituales. El es Arca de la fe y de las virtudes templarías.
– Sí, esto quería decir, nos adivinó los pensamientos, Laurent, porque nosotros, los templarios, viajamos con éste arca espiritual en las olas de las tentaciones y de los errores, en el mar de la vida caballeresca.
Como una confirmación, un rayo gigante ha cruzado el cielo, y unos segundos más tarde, el trueno casi nos ha dejado sordos. Y ni el viento no se ha quedado atrás.
– Mira, el viento, se ha escuchado luego la voz de Laurent, es el arma principal de la tempestad, barre todo en su camino y trae terribles destrucciones a veces. En el año 1153, al asedio de la fortaleza Ascalón, los egipcios han nombrado a los templarios » la tempestad del desierto”, por la fuerza con que han atacado la fortaleza, en su sector. Esta reputación ha seguido a los templarios en todas las batallas que han tenido en la Tierra Santa, hasta su retiro en Ciprés, la comparación siendo un reconocimiento de la valentía y de la fuerza devastadora de los destacamentos templarios en el combate.
– Motivo de orgullo para vosotros los templarios, he intervenido yo. Aún más como todos los tres tenéis antepasados templarios por lo menos desde hace siete siglos. Sois los descendientes de «la tempestad del desierto”.
Me han mirado callados, impresionados también por la historia que tienen las familias de las cuales provienen. Familias antiguas, tradicionales, que han conservado, desarrollado y defendido las tierras natales y por encima de las cuales han pasado innumerables tempestades de la historia. Han conservado su cultura, las costumbres, las tradiciones locales contra cualquier invasión. Y me he alegrado de que ellos sean mis amigos.
Tímidamente el cielo ha comenzado liberarse de las nubes que se dirigían hacia el Sur. He pensado que la tempestad, el fenómeno natural tan violento, puede tener también efectos benéficos.
– La tempestad puede hacer mucho daño, pero es también benéfica, les he dicho yo, mirando hacia el cielo azul pálido. Desplaza grandes volúmenes de aire, ayudando de esta manera a mitigar la contaminación. Nosotros decimos que la tempestad refresca el aire.
– No sólo esto, ha intervenido Pierre, con la ayuda de los rayos, ioniza cantidades enormes de aire, que las lleva alrededor del mundo, ayudando a restaurar la capa de ozono. Luego, lleva el aire húmedo encima del mar, hacia zonas lejanas, de desierto, fertilizando el suelo con el agua de las lluvias.
Yo, podría decir que la tempestad espiritual, tiene un efecto purificador, por medio del aire, agua y fuego. Purifica los espíritus, aleja el mal y abre el camino de la luz hacia los que saben recibirla. Tiene también un papel regenerador por el hecho de que destrozando las cosas débiles, antiguas, hace lugar a la renovación, a la aparición de los nuevos principios.
– Como una curiosidad de nosotros, he intervenido yo, si fuera creer las leyendas, el nombre de nuestra ciudad Barcelona, tendría el origen en una… tempestad. Una leyenda dice que Hércules, se ha ido junto con Jasón y los argonautas, en un viaje en el mar Mediterráneo, en la búsqueda del vellocino de oro. Embarcados en nueve barcos en su viaje, han pasado por una terrible tempestad que los ha separado, lanzando los barcos hacia diferentes costas. Finalmente han sido encontrados, menos uno, el noveno barco. Hércules se ha ido, igual que los otros, con su barco, en la búsqueda del barco desaparecido. Después de unos días, llegando a la costa del Oeste del mar Mediterráneo, ha visto un barco tirado sobre las rocas. Entonces, ha gritado: «barca nona” (el noveno barco). Allá han encontrado también un manantial con agua fría, construyendo un asentamiento que lo han nombrado Barça, Barçalona.
– Muy hermosa la leyenda de la ciudad, ha notado Laurent. Con semejantes leyendas, no me sorprende que se haya vuelto lo que es hoy en día. Una ciudad espléndida, histórica y moderna al mismo tiempo.
Luego, ha continuado:
– Según se ve, la tempestad ha pasado. Que aire fresco, purificado ha dejado detrás de ella.
– Sí, tienes razón. Pero nos ha purificado también los pensamientos. Porque no reconocer, me dio mucho gusto estar aquí, junto a vosotros, durante la tempestad. Y parece que me siento mucho mejor, con el corazón lleno de la alegría de la amistad y de la vida.
No sabía, nuestro amigo Laurent, que los mismos pensamientos teníamos también nosotros. O, a lo mejor sabía y por eso se nos ha confesado. Y, de manera inexplicable, Cornelia y las chicas nos han mostrado sus pensamientos, dejando volar alrededor nuestro los acuerdos de la «Oda a la alegría”, de Beethoven. ¡Una tempestad de la alegría!
Copyright©2016.Todos los derechos pertenecen al autor Michael Riche-Villmont
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[1] Véase Michaël Riche-Villmont, «Romance y Misterio en Barcelona ”, 2015
[2] Véase Michaël Riche-Villmont , «Miravet, el manuscrito templario ”, 2016
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