Ensayo:La Bandera Templaría – Simbolismo y Espiritualidad

Autor Michael Riche-Villmont , Copyright

Hermosa mañana soleada de mayo. Una multitud ruidosa, colorida, compuesta por combatientes medievales y población civil, todos provenientes de la Edad Media, está a punto de conquistar la fortaleza. La Fortaleza Monzón. Ella también se deja conquistar, pareciendo  llamar a los que han llegado a la puerta de acceso hacia los patios  amplios.

El Castillo-fortaleza Monzón de Campos, ubicado en la provincia Huesca de Aragón, muestra orgullosamente sus murallas de defensa, la sala de los caballeros, los patios y los callejones, en un ambiente medieval profundo, evidente y conquistador. El ambiente parece ser normal, natural. Porque el castillo de Monzón, de igual manera que muchos otros castillos, es un símbolo de la Edad Media, de la caballería medieval templaría. Construcción compleja de defensa templaría, el castillo es también hoy en día el lugar de manifestación del espíritu templario, hospedando año tras año el festival internacional templario.  El festival bien conocido en el mundo de la caballería, recrea hasta detalle el estilo  de vida medieval mediante la participación de los caballeros europeos, miembros de varias Órdenes, pero especialmente mediante los miles de participantes de todas las edades, que han venido a conocer y recrear  el estilo de vida medieval.  De esta manera, la mayoría de los arrivados, forman parte efectivamente de este espectáculo general. Vestidos con ropa de época, los participantes cruzan de manera ruidosa las ferias medievales bien organizadas al pie de las colinas, participan en los espectáculos, en las danzas y demás actividades específicas.

No es nada sorprendente la atención prestada al lugar y el reconocimiento de la importancia que los templarios españoles, en primer lugar  otorgan a esta fortaleza con una historia gloriosa. El fuerte Monzón de Campos ha sido construido por los moros (para defender a los territorios conquistados por los aragoneses) en una altura estratégica en medio de la depresión Cinca Medio, atravesada por los ríos Cinca y Sosa. La región ha sido reconquistada por los aragoneses en el año 1089, y en el año 1143 el fuerte ha sido donado a la Orden de los Caballeros Templarios, como recompensa para la contribución de estos al defender los territorios del Reino de Aragón. Los caballeros templarios  han reconstruido y ampliado las murallas de defensa del castillo, han elevado cuerpos nuevos de edificios en su estilo arquitectónico inconfundible, tomado del estilo cisterciense  y han logrado en algunos años transformar el fuerte en una rica y sólida  fortaleza. Debido a la posición estratégica y al poder de la guarnición, el castillo fortaleza Monzón de Campos  se ha convertido por muchos años, en la  sede general del Priorato Templario de Aragón.

El gran prestigio de los caballeros templarios de la fortaleza  Monzón, conocida en la Península Ibérica ha determinado al Papa Inocencio III a enviar aquí a Jaime, a la edad de seis años, el hijo del Rey de Aragón, Pedro II, que ha quedado huérfano en el mes de mayo del año 1214.  El futuro rey Jaime  ha sido entregado para formación y educación al caballero Guillém de Montredó (de Mont-Rodón), Gran Maestro de los templarios de la Península Ibérica  y Provenza. El futuro rey ha quedado en el Castillo de Monzón hasta el  año 1217, cuando ha sido entronado como rey en la ciudad de  Zaragoza.  Debido a la formación y educación del futuro rey de Aragón  en el espíritu templario, éste se ha convertido  en uno de los más valientes héroes de la historia ibérica, siendo nombrado el Rey Jaime el Conquistador.

Tras la emisión de la Bula Papal en el año 1308 de arrestar a todos los miembros de la Orden Templaría, la guarnición del castillo de Monzón, junto a los templarios del castillo de Miravet[i] y los de otras fortalezas, se han negado entregar la bandera de batalla del rey Jaime II. Ellos han continuado la resistencia durante un año, hasta que han recibido permiso de retirarse con las armas y las banderas, en los monasterios cistercienses.

Como muestra de homenaje, el Festival internacional de caballería de este año (2018) está dedicado al caballero templario Guillém de Mont-Rodón. Es un festival de caballería abierto en el cual participan delegados de varias Órdenes caballerescas, no solamente  templarios.

Miro alrededor mío, en el recinto del castillo. Los participantes en la fiesta de los caballeros  muestran que están bien integrados en el ámbito medieval, lleno de color y alegría.  En algún momento la música medieval y los gritos de alegría cesan y en los sonidos de trompeta que interpreta magníficamente Grand March de la obra Tannhauser, de Richard Wagner, empieza el desfile de los caballeros. Los destacamentos de caballeros, cada uno con su bandera, llevada con mucho orgullo, liderados por comandantes, pasan por enfrente de los locales  hacia el patio grande del castillo. Patio utilizado desde siempre para la reunión de los combatientes y la revisión por el comandante del castillo, dominado por la gran bandera templaría de batalla que ondea también hoy en día  en la torre grande. La bandera blanca con negro y la cruz roja que desafía las alturas, imponente, orgullosa como un águila que muestra su habilidad del vuelo, desafíando a los que no se pueden desprender de la tierra. Esta bandera que durante dos siglos ha ondeado en el viento sobre dos continentes, llevada por los caballeros que volaban sobre sus caballos fuertes hacia la gloria… entre ellos, hacia la gloria de Dios…Non nobis Domine…

Como que adivinando mis pensamientos, se escucha una voz de cerca: “¿Qué hubiera sido un templario sin su bandera de combate?” ¡Cierto! ¿Qué hubiera sido un verdadero combatiente sin la bandera de su unidad? ¿Sin el símbolo de su razón de existir como combatiente?

Difícilmente de dar una respuesta sencilla. La respuesta puede venir solamente si entendemos lo que ha sido, lo que ha  significado la bandera templaría para estos caballeros. Lo que ha sido y lo que todavía es para algunos de los caballeros de hoy en día, el simbolismo de la bandera templaría. Un simbolismo muy complejo, religioso, militar, espiritual, esotérico, que tiene como una característica principal, venida de la antigüedad  temprana, la idea de identidad e identificación de un grupo, de una colectividad, por medio de la cual se hace la diferenciación de las otras colectividades. La identidad del espíritu templario.

La ceremonia de la caballería de los destacamentos  alineados en el patio del castillo continúa y junto con toda la asistencia miramos con agrado el magnífico ritual demostrativo que los caballeros nos presentan. Antes de ser acaparado en totalidad  por el espectáculo de caballería, me he prometido ver de nuevo la historia de la bandera templaría, historia llena de dramatismo, pero también de gloria.

El Simbolismo de la Bandera Templaría

Elementos generales

Por lo tanto, la bandera (estandarte, bandiera) es el signo distintivo, bajo la forma de un pedazo de material textil de diferentes formas geométricas (cuadrado, rectángulo, triángulo, etcétera), u otra cosa similar, colorida, o con otras insignias, material capturado por un soporte para poder ser usado con facilidad. El papel de la bandera es de expresar la identidad de un grupo, de una colectividad, de un Estado y de diferenciarlo de otras colectividades (diccionario explicativo).Al mismo tiempo, mediante la importancia espiritual, simbólica, esotérica, etcétera, para dicha colectividad, la bandera une el grupo y lo mueve para la realización de unos intereses específicos,  momentáneo y duradero.

Hablando sobre la bandera de combate de los templarios, la mayoría de los historiadores están de acuerdo con el hecho de que la forma, los colores, las insignias no han sido unitarias porque la estandarización era desconocida en la época. Se conocen una multitud de formas pero menos de colores de la bandera templaría debido al hecho de que toda la historia  bisecular, cada comandante, bailío, prior, cada unidad y subunidad de combatientes templarios tenían una o dos banderas propias. En primer lugar, el color blanco de la tela de la bandera, que representa el esfuerzo de los caballeros hacia la limpieza espiritual y la pureza moral. Otro elemento común de las banderas templarías en los dos siglos de existencia, es la cruz roja, simbolizando la sangre derramada por Jesús para la salvación de los hombres del pecado, como también la sangre derramada por los templarios para defender la fe cristiana.

Ambas insignias esenciales de la bandera templaría han sido tomadas de las banderas de los cruzados cristianos, defensores de la fe.

El historiador templario Brother Ranulf muestra que, conforme al historiador y escritor Ian Heath, la bandera templaría  en dos colores ha sido utilizada desde el año 1128, siendo usada en paralelo con la bandera cruzada de color blanco con una cruz roja. Cada comandería tenía, de esta manera dos tipos de banderas, una del comandante, generalmente  un rectángulo y una de combate, con dos o tres  colas (denominado también llama, o la bandera  en llamas – de cruz roja). Si una de las banderas se perdía o era capturada en el combate, los soldados  seguían al ataque de  la segunda.

Brother Ranulf escribe, en 2007, en un importante sitio inglés[1] de historia en linea, que un cronista inglés, el  monje benedictino   Matthew Paris  ha mencionado en sus crónicas, entre los años  1236 – 1259, sobre la bandera templaría como siendo un pedazo de tela blanca , a veces con una cruz roja, otras veces sin cruz.  Él menciona también que el historiador militar Chris Gravett, en su artículo “Military Orders of the Holy Land”, describe la bandera templaría del siglo XII como siendo de color blanca, con una cruz roja en el centro o en la esquina superior izquierda.

Varios cronistas de la época, entre los cuales más conocidos siendo Jacques de Vintry, William de Tyre, mencionan la bandera templaría bajo la denominación  gonfanon baucéant.

Historiadores importantes han explicado los sentidos de las dos palabras que designan la bandera templaría: Brother Ranulf, Georges Bordonove, Alain Demurger, Bernard Marillier, Maillard de Chambure  y otros.

La palabra gonfanon[2](con variantes) designa en la  Franca Medieval, la bandera de combate de un grupo, destacamento, ejército, signo distintivo de la unidad militar que era seguida por los soldados.

La palabra bauceant (con sus variantes de dialecto) designaba la bandera de combate “en dos colores”. El cronista Jacques de Vitry[3] explica  el significado de los dos colores de la bandera templaría: el negro muestra la feminidad, el poder, la dureza, intransigencia de los templarios frente a los enemigos-hecho archiconocido en la época, y el color blanco, muestra la limpieza espiritual de los templarios y el amor fraternal frente a los creyentes. Beauceant  está compuesta de dos palabras beau-glorioso,hermoso, seant-transformación, estado. De aquí, algunos investigadores sostienen que beauceant significa también el camino a la gloria. Así que, siguiendo en el combate gonfanon,  vas hacia la gloria, la gloria eterna. En este caso, nosotros creemos que podría ser la expresión de la intrepidez de los templarios, la falta de miedo frente a la muerte en el combate.

Los templarios  vigilaban con mucho cuidado  y determinación a sus banderas. En combate, la bandera  era llevada por uno de los caballeros designados especialmente y guardada por diez de los más valientes sargentos. En campaña[4], la bandera era guardada en la tienda del comandante, o al lado de la tienda de éste, vigilada por diez soldados, y en el fuerte de alojamiento, era guardada en un lugar especial, antecámara del comandante. Era guardada en el corazón del fuerte de la capitanía, recordándole siempre a los templarios de su misión de alto nivel, de gloria eterna.

*

La bandera templaría de combate – gonfanon bauceant,  con su rico simbolismo, te insta a reflexionar, sobre todo si estás interesado de las órdenes de caballería y su espiritualidad.

La espiritualidad de las antiguas órdenes de caballería, las nobiliarias, en los cuales sus miembros creían con todo su ser, con la nobleza de la sangre y del espíritu. ¡Con la nobleza! Porque la bandera, la bandera de combate era parte de la espiritualidad de la caballería y entendiendo el simbolismo de la bandera, comienzas entender otro mundo, el pensamiento, el sentimiento, la actitud  y la dedicación de unas personas perteneciendo a otros tiempos que formaban la élite religiosa-militar de la época. Élite que muchas personas, de manera simplista intentan imitarla. La mayoría de las personas perciben la élite de la época como siendo formada por reyes, príncipes, marqueses, otros aristócratas. Ellos eran verdaderamente  la élite formal, política, la élite brillante, con valores morales igual de formales… La verdadera élite ha sido formada por los que tenían la doble nobleza, la nobleza hereditaria y la nobleza espiritual, vivientes de los valores militares de la época, los intelectuales, de las artes y de las grandes virtudes.Élite modesta, reconocida según los propios y valiosos logros militares, administrativos-estatales, intelectuales, incluso artísticos, espirituales, morales. Caballeros de los grandes meritos intelectual-espirituales, listos en hacer muchos sacrificios por su credo. E incluso hicieron semejantes sacrificios. Élites entre las cuales reconocemos,  recurriendo a los criterios del tiempo, a los miembros de las órdenes  caballerescas militares y religiosas. Según decía San Bernardo de Claraval, el ideólogo espiritual y el patrón de la Orden de los Caballeros Templarios y de las otras cinco posteriores órdenes caballerescas (mediante la Orden Cisterciense), en su obra De laude Novae militiae anunț milites Templi[5] – 1132, muestra que los nobles miembros de las órdenes caballerescas militares religiosas eran los únicos y los verdaderos nobles caballeros, portadores de altos valores espirituales cristianos. Por supuesto, con sus luces y sus sombras, con sus logros, sus pecados y sus errores, con orgullos e imprudencias. Lejos de ser ideales. Pero, en esencia, ejemplos de pensamiento, actitud y conducta para las élites de caballería y no solamente, de hoy en día.

Los caballeros de la época, cada uno de ellos portador de un blasón nobiliario, han conocido muy bien, han honrado y han defendido el simbolismo, los significados profundos de la bandera, bandera que ella misma era un verdadero blasón de dicha Orden. Hecho difícilmente de entender en la  Edad Moderna para muchos, en ausencia de la nobleza, de una educación espiritual adecuada. Por ello es necesario conocer el simbolismo de la bandera templaría y en general de cada bandera, como parte del simbolismo y de la espiritualidad   de la caballería.

San Bernardo de Claraval, en la Carta Latina, el Estatuto Templario, se ha enfocado en la educación espiritual, el desarrollo de la fe cristiana de los miembros de la Orden.  Sabía que un simbolismo muy complejo, religioso, militar y espiritual, tal como es también el de la bandera, para poder ser conocido, y sobre todo  para poder ser entendido, supone tener un cierto nivel de espiritualidad, una educación ética, estética y espiritual que permita el acceso hacia las esferas sútiles del corazón y del espíritu caballeresco.  Aún desde el año 1127, el  monje Bernardo ha sintetizado el significado de la bandera de combate y mantener una alta moral de los combatientes, basada en educación, espíritu, y valores cristianos.

Como orden religiosa, militar e iniciadora, la bandera de la Orden de los Caballeros Templarios tenía  y tiene un complejo simbolismo  religioso, militar, espiritual, histórico y esotérico- unitario. Los significados de la bandera no pueden ser separados unos de los otros ni siquiera teóricamente, para estudio, porque expresan el nivel de desarrollo de la espiritualidad de los miembros de la Orden  en esa etapa histórica, espiritualidad que se manifiesta mediante pensamiento, actitud y acción.

La bandera blanca con cruz roja(a veces también con una banda negra en la parte superior) simboliza la Orden Templaria, la dignidad, el honor, la fe de sus miembros. Más conciso, siboliza la nobleza caballeresca. De hecho, los simbolos esenciales eran para cada templario, el comandante (el Gran Maestro) y la bandera de la comandería, por eso cada comanderia tenía dos banderas: una rectangular, que siempre era alrededor del comandante  y una en forma de flamura   (llama) con dos, tres colas, como bandera de combate y de acción.

Conforme a las obligaciones de la Carta Latina, los combatientes templarios seguían y defendían su bandera en el combate, con sus propias vidas. Militares de élite, ellos no se han rendido nunca, y en caso de que una de las banderas era  capturada por los enemigos, seguían a la segunda. En la situación en la que no tenían ya ninguna bandera, tenían que luchar bajo la bandera de otras órdenes caballerescas o de cualquier otro destacamento  cristiano, hasta la muerte.

Referente a los colores de la bandera templaría, Beauceant,  creemos que la bandera blanca, como también el manto blanco, tomado de los monjes cistercienses del Prelado Bernardo de Claraval, representa la luz y la pureza de la fe cristiana, la vida y la esperanza. Los cronistas de la época decían que lo blanco expresa el amor fraternal frente a los creyentes. Lo negro representa el pecado, la obscuridad de la incredulidad, pero también la intransigencia frente a los enemigos en el campo de combate.

Uniendo los dos colores, blanco y negro, expresaría la victoria sobre el pecado, el truinfo de la vida eterna y la inmortalidad del espíritu.

Es también una representación de la dualidad terrenal del Bien y del Mal, la virtud y el pecado, dia y noche, Sol y Luna, de la coexistencia y de la sucesión permanente, como en una simetría de las referencias de los valores morales, espirituales, esotéricos. Encontramos en esta unión de elementos de la religión gnóstica elena, el dualismo gnóstico de la perfección divina y de la imperfección terrenal. Los gnósticos veían la ida del espíritu de la vida terrenal en la eterna, divina, como un despertar, como una liberación.  Tal vez es por eso que los templarios luchaban son temor hasta la muerte. Creían que el espíritu de cada uno de los templarios que caían en la batalla, se convertiría en una esfera divina “paladino”, guardián  del templo divino.[6]

La cruz roja que encontramos en todas las banderas templarias, representa la sangre que los templarios derramaban para defender la fe cristiana, los valores morales y espirituales. Oficialmente, la cruz roja ha sido atribuida como símbolo heráldico a la Orden de los Caballeros Templarios por el Papa Eugenio III, en el año 1147, signo distinctivo que se llevaba en la armadura, en el uniforme habitual y en  banderas, etcétera.

El significado religioso de la bandera, de gran importancia para la mayoría de los caballeros, complementa y fortalece su papel militar. Al igual que la pancarta religiosa, la bandera era santificada, recibía la bendición de la Iglesia en el nombre del Señor, lo que le confería grandes poderes espirituales, mágicos, provenientes de la esfera divina.[7] Cuanto más se llevaba la bandera en una lanza. Se conoce el milagro producido por encontrar y usar la lanza sagrada (cual ha lastimado a Jesús), en la primera cruzada cristiana. La bendición divina confiere protección a los soldados que luchaban bajo la bandera sagrada, lo que significaba una gran ventaja moral sobre el enemigo. Al mismo tiempo, la lanza de la bandera se asimilaba con el Axis mundi (El árbol de la Sabiduría, el Arbol de la Vida) a través de la cual la protección divina desciende sobre las personas que sirven bajo esta bandera. Así se explica el hecho que la Recepción (la recepción ritual de los nuevos miembros) se efectuaba y se efectua bajo la bandera, ritual que proviene del período del cristianismo temprano. Es una verdadera iniciación en los misterios templarios.

Esotérica, la bandera se asimila con el aire purificador, con el viento, con la fuerza de la tormenta[8], la que mueve las piedras del lugar. Bajo los pliegues de la bandera los combatientes sobrepasan cualquier obstáculo, barreras materiales, resitencia del enemigo, protegidos de la esfera divina hacia  la Gloria, gloria eterna. Pero no para ellos, los combatientes templarios, sino en el nombre de la fe, en el nombre del Señor.  Non nobis Domine, non nobis, sed Nomini Tuo da Gloriam…No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a Tu nombre da gloria,Por Tu misericordia,Por Tu verdad[9]  .

Bibliografia

*Blog http://www.basagana-ramon.com/

*Georges Bordonove, La Vie Quotidienne des Templiers, Paris 1975

*Alain Demurger, Les Templiers, Une chevalerie chrétienne au Moyen Age, Seuil, janvier 2005,

*Site-ul https://www.osmcs-international.com/placets_OSMCS/Beauceant.pdf

*Site-ul http://www.templiers.net/symbolique/?page=baucent-et-gonfanon

*Lucrarea „Essai sur la Symbolique Templière” de Bernard Marillier,  Editions Prades

*Maillard de Chambure, Règle et statuts secrets des Templiers

*Matthew Paris, Chronica majora of about 1240 – 1250
*Chris Gravett: Military Orders of the Holy Land

*Helen Nicholson: Templars, Hospitallers and Teutonic Knights, Images of the Military Orders 1128 – 1291
*Brother Ranulf » comentarii postate în 2017 pe site-ul http://www.livinghistory.co.uk/      

[1] http://www.livinghistory.co.uk/

[2] http://www.templiers.net/symbolique/?page=baucent-et-gonfanon, tomado del libro Essai sur la Symbolique Templière. Editions Prades, de Bernard Marillier

[3] https://www.osmcsinternational.com/placets_OSMCS/Beauceant.pdf

[4]http://www.templiers.net/symbolique/?page=baucent-et-gonfanon/ Fuente: El libro de  Bernard Marillier: „Essai sur la Symbolique Templière”. Editions Prades

 

[5] Michael Riche-Villmont, San Bernardo de Claraval y Las Órdenes Caballerescas, 2015, edición Amazon

[6] Michael Riche-Villmont,  el libro  ” El Llamamiento del Templo Secreto ”, edición 2016, editorial Amazon y editorial Multimedia

[7] Bernard Marillier: Obra „Essai sur la Symbolique Templière”, Editions Prades

[8] Véase Michael Riche-Villmont, el ensayo El simbolismo de la tempestad de la obra  Los Caballeros Templarios, simbolismo y espiritualidad, edición 2018, editorial  Multimedia.

[9] Véase “Los Caballeros Templarios. Los significados de la lema templaria: “Non nobis Domine…” fragmento de la obra  “San Bernardo de Claraval y Las Órdenes Caballerescas”, edición  2016. Editorial Amazon

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